domingo, 22 de enero de 2017

Taka-Taka.

Cuando por razones de estudio tuve que trasladarme a San Salvador, por recomendación de una amiga de mi mamá, fui a vivir a la residencia del Opus Dei, en principio me gustaba, pero tenía 2 problemas mi carro quedaba a la intemperie y lo guardaba en una gasolinera siempre a la intemperie y lo segundo la comida no me gustaba y era muy poca.

Por eso pedí a mi familia que mejor vivir solo ya que teníamos casa en SS y estaba desocupada llo que pagaban de pupilaje era menos que el alquiler de la casa así que accedieron, como la casa era grande necesitábamos a una persona que fuera a vivir para hacer la limpieza, lavar los trastos, lavar el carro, arreglar el jardín y que me hiciera compañía.

De la hacienda encontraron a un joven analfabeta que deseaba salir de su casa, este cipote llamado Isabel y como diminutivo Chavelo, pero por ser achinado los amigos lo apodaron Taka-Taka, inocente e ignorante a más no poder, como estudiantes fregones lo enviaron un buen día a traer agua de colores a la fuente luminosa, le dieron su propina y al llegar le dijeron que devolviera la propina ya que el agua no era de colores, si lle dejaron la propina.

Lo hicimos que estudiara aprendió a leer y se fue superando poco a poco, tenía un gran defecto era muy enamorado, en una ocasión, todas eran novias con derechos, una se cambió de casa y le pidió que le ayudara, como buen caballero iba con las 2 maletas y le sale al encuentro la otra que era de armas tomar y comenzó a agredirlo.

Cuando llegó le pregunté que te pasó Taka-Taka me relato los que he contado y le dije y vos que hiciste meter el lomo y aguantar.

Así es la vida todo tiene un precio y tenemos que pagarlo.

Se acabuche lambeme el Buche. 

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