viernes, 7 de octubre de 2016

Sueño hecho realidad.

Recuerdo que cuando tenía 7 años una vez pasando frente a una vitrina de una ferretería vi un bello puñal y me enamoré de él, pensé tiene que ser mío, se me ocurrió que trabajaría para poderlo comprar, pero estaba muy lejos de Octubre que era la época que me pagaban por ser apuntador en la finca de mi mamá, sabía que si pedía para comprarlo no lo obtendría, se me ocurrió en primer lugar vender los periódicos viejos, en ese tiempo no se usaba el plástico y las personas lo ocupaban en tiendas y en los puestos del mercado, se vendía a cinco centavos la libra, mi sueño costaba quince colones que en esa época era un dineral, imagínese que el salario era de 1 colon al día en trabajo de oficinas y 0.75 al día en las labores de campo, así que tenía que pesar y conseguir 30 libras de papel periódico, pesar libra por libra, hacer los rollos de 1 libras e irlos a vender, pero lo logré y compre lo que quería.

Este cuchillo fue para mi compañero inseparable cómplice de mis aventuras y a cualquier lugar me acompañaba pues era abrelatas, destapador de botellas, fuera de sus usos normales, cuando fui scout activo, al tener la tercera clase ya pude usarlo, en los vehículos siempre me acompañaba, a mi papá le gustaba también y en una ocasión me lo prestó nunca lo vi desde esa fecha.

Lo recuerdo con mucho cariño pero es un símbolo de que los sueños se realizan pero debemos esforzarnos y en especial porque me demostré que el trabajo nos dignifica.

Se acabuche lambeme el buche este cuento ha terminado. 

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