En un pueblo que todo era lento y que había espacio para todo, el transporte público era el ferrocarril, el cual era sumamente lento mas que por la velocidad por el número de paradas que habían las cuales eran las cortas de 10 minutos y las mas largas de 30 a 45 minutos, si no habían retrasos, era una alegría para los usuarios y una comilona ya que todas las estaciones vendían refrescos (Horchata, fresco de chan, tamarindo) con lo que se mitigaba el calor y el aburrimiento, las comidas pupusas, gallina asada, chicharrones, tamales, quesadillas y mil cosas mas todas para rebajar.
Pero la historia es la siguiente se encontraban en la estación 2 personas propias de mi pueblo uno abogado y juez muy educado sumamente cortés Don Pedrito y el otro señor un ciudadano también con mucha cortesía y le decía uno al otro pase Usted Don Pedrito, después de usted Don Chepito y por estar en esta discusión perdieron el tren.
Se acabuche lambeme el buche.
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